Hoy se cumple un año ya del terremoto que azotó a Ica, el 15 de agosto de 2007. Pero parece que fue ayer porque la ciudad está casi igual de destruida.
En un principio, el Gobierno tuvo la grandiosa idea de crear una institución para el recaudo y distribución de la ayuda para los damnificados del sur. Esta organización se llamaba Forsur, y estaba encabezada por Julio Favre, pero al poco tiempo de instituida, el director renunció, ya que salieron a la luz los malos manejos que estaba realizando dentro de la organización; como por ejemplo alteraciones de costos de los gastos realizados.
Desde hace unos días, a propósito del primer aniversario de este desastre, el Gobierno se ha encargado de llevar ayuda a Pisco, y sabe que todas las miradas del mundo estarán atentas en esta ciudad. Por ello, a través de su portavoz, el ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Enrique Cornejo, se ha dedicado a asegurar a todos los medios, como Perú.21, que la reconstrucción de Pisco ya está avanzado a un 40 por ciento en la remoción de escombros, saneamiento, electrificación, titulación y en otros aspectos.
Sin embargo, el presidente regional de Ica, Rómulo Triveño, ha desmentido todo esto; y ha afirmado que la reconstrucción es de un progreso mínimo y los logros de los que habla el titular de Vivienda no son reales; porque tan solo se ha avanzado un 4 por ciento en planes de construcción, titulación y saneamiento, así lo sostuvo en el diario Peru21.
En un principio, el Gobierno tuvo la grandiosa idea de crear una institución para el recaudo y distribución de la ayuda para los damnificados del sur. Esta organización se llamaba Forsur, y estaba encabezada por Julio Favre, pero al poco tiempo de instituida, el director renunció, ya que salieron a la luz los malos manejos que estaba realizando dentro de la organización; como por ejemplo alteraciones de costos de los gastos realizados.
Desde hace unos días, a propósito del primer aniversario de este desastre, el Gobierno se ha encargado de llevar ayuda a Pisco, y sabe que todas las miradas del mundo estarán atentas en esta ciudad. Por ello, a través de su portavoz, el ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Enrique Cornejo, se ha dedicado a asegurar a todos los medios, como Perú.21, que la reconstrucción de Pisco ya está avanzado a un 40 por ciento en la remoción de escombros, saneamiento, electrificación, titulación y en otros aspectos.
Sin embargo, el presidente regional de Ica, Rómulo Triveño, ha desmentido todo esto; y ha afirmado que la reconstrucción es de un progreso mínimo y los logros de los que habla el titular de Vivienda no son reales; porque tan solo se ha avanzado un 4 por ciento en planes de construcción, titulación y saneamiento, así lo sostuvo en el diario Peru21.
Visitando la ciudad, se observa que aún está casi igual que ayer. Hay miles de escombros en las avenidas principales, gente viviendo en carpas, sin agua ni electricidad, pero aún así obligados a pagar por los servicios de luz y agua. Familias que tienen tan sólo una cama en la que deben dormir 4 personas. Baños que se tienen que compartir con más de 200 personas. Gente que tiene que vivir en sus casas destruidas, pese a que Defensa Civil las ha declarado como inhabitables.
Resulta paradójico que a pesar de la innumerable ayuda que se han recibido de todas las partes del mundo (léase conciertos y celebraciones por la solidaridad), aún no se logra brindar el apoyo pertinente. Incluso hay políticos que afirman que la restauración de la ciudad de Pisco tomará de cinco a diez años. Pero quién le explica ésto a los pobladores de las ciudades afectadas. Ellos se sienten abandonados, no sólo física y materialmente, sino también moralmente.
Pero no solo debemos limitarnos a llorar sobre la leche derramada. En casos como estos, la prevención ante desastres naturales es lo primero que debemos trabajar como país dentro del Cinturón del Fuego del Pacífico. Una de las soluciones posibles sería tomar las precauciones necesarias en zonas de emergencia. Todos sabemos que es díficil porponer "mantener la calma", pero es que si nos ponemos demasiados nerviosos podemos ocasionar hasta la muerte de alguien (por ejemplo, si salimos corriendo despavoridamente de un lugar sin importarnos el resto). Esta fue quizás una de las principales razones de la muerte de tantas personas en Ica. La desesperación y la angustia generaron desorden, tropiezos, golpes y al final la muerte. En casos como este, aunque suene a cliché repetitivo, Defensa Civil es tarea de todos.
Resulta paradójico que a pesar de la innumerable ayuda que se han recibido de todas las partes del mundo (léase conciertos y celebraciones por la solidaridad), aún no se logra brindar el apoyo pertinente. Incluso hay políticos que afirman que la restauración de la ciudad de Pisco tomará de cinco a diez años. Pero quién le explica ésto a los pobladores de las ciudades afectadas. Ellos se sienten abandonados, no sólo física y materialmente, sino también moralmente.
Pero no solo debemos limitarnos a llorar sobre la leche derramada. En casos como estos, la prevención ante desastres naturales es lo primero que debemos trabajar como país dentro del Cinturón del Fuego del Pacífico. Una de las soluciones posibles sería tomar las precauciones necesarias en zonas de emergencia. Todos sabemos que es díficil porponer "mantener la calma", pero es que si nos ponemos demasiados nerviosos podemos ocasionar hasta la muerte de alguien (por ejemplo, si salimos corriendo despavoridamente de un lugar sin importarnos el resto). Esta fue quizás una de las principales razones de la muerte de tantas personas en Ica. La desesperación y la angustia generaron desorden, tropiezos, golpes y al final la muerte. En casos como este, aunque suene a cliché repetitivo, Defensa Civil es tarea de todos.
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